Nadie ha logrado determinar hasta la fecha qué es exactamente lo que hace al arte. Rainer Maria Rilke estuvo, tal vez, como nadie, muy cerca de conseguirlo. Según es fama, la influencia de Auguste Rodin condujo al poeta ante una pieza ruinosa de estatuaria antigua. Ese fragmento de una escultura griega, muy temprana, acaso a duras penas conservado en los fondos de un museo parisino, inspiró los versos del soneto TORSO ARCAICO DE APOLO. Las últimas palabras del célebre poema-cosa conservan siempre para el aficionado a la experiencia estética un resto de influencia temible: “…no hay ahí sitio alguno que no te mire a ti. Has de cambiar tu vida.”
Esa autoridad impersonal, no-esclavizante, que desde la piedra profirió aquel mandato escuchado y transcripto por Rilke, se expresa de algún modo siempre en toda creación artística. Y nos habla todavía ahora, si nos aprestamos a oírla, desde todos los bordes de la obra de Ananké. Es el único imperativo al que no tiene sentido resistirse. Sin imponernos nada, nos expone a la necesidad imperiosa de transformar el modo en que vivimos. Como una esfinge de la que no hiciera falta huir, como un Argos de mil ojos que no intentase cohibirnos, cada rincón de la muestra nos mira y nos señala UN OTRO-LUGAR vacío, abierto, consignado a su propia indeterminación, para que nos perdamos en él hasta encontrarnos.
En este lugar otro, hay formas en las que persiste la representación más clásica (esculturas de bronce, fotografías en blanco y negro), y hay formas que remiten a la vanguardia de lo contemporáneo (video performances, instalaciones participativas). Son todas y cada una de ellas estados metaestables y coexistentes de una misma modulación; una especie de deformador universal que transmite desde las profundidades de lo desconocido. Sin coerciones, sin denuncias, lo que se anuncia es un caos, brillante e indetenible. La propuesta es simple, en cierto sentido, pero no es sencillo hacerse con la fuerza y la confianza necesarias para sobrellevarla. Hay que tenerse en pie y afianzarse en medio de vibraciones muy inquietantes, pero a la vez capaces de estimular, inadvertidamente, una refundación purificante de las propias estructuras.
ANANKÉ ASSEFF | b. 1979, Buenos Aires, Argentina.
Ananké Asseff (b. 1979, Buenos Aires, Argentina) es artista visual, con desarrollo en artes escénicas e integra diferentes disciplinas y lenguajes. Ha participado de la 10 Bienal de la Habana; Bienal de Curitiba 2017; BIENALSUR 2017. En 2017 se presentó LATIR, su primera exposición antológica con más de 60 obras, en el CdF de Montevideo. Ha sido nominada por el Infinity Award 2017 en el rubro “Art”, ha recibido distinciones como la beca en el Academy of Media Arts KHM de Alemania y la residencia en el Banff Centre for the Arts en Canadá (2004 – 2005), la Beca de Arts Center South Florida en Estados Unidos (2016); el Premio Leonardo a la Fotografía 2002 (Asociación Argentina de Críticos de Arte); y la Beca del Fondo Nacional de las Artes (2001). También obtuvo el Premio Rioplatense de Artes Visuales 2004, el Premio Salón Banco Ciudad en 2002, el Premio Federico J. Klemm a las Artes Visuales (2009) y el Premio Mamba- Fundación Telefónica Arte y Nuevas Tecnologías (2011), entre otros. En 2007 recibió el subsidio del Fondo Metropolitano de las Artes de Buenos Aires y la Beca del Fondo Nacional de las Artes. En el 2012 recibió el premio Fundación Konex a la Fotografía y en el 2014 la Beca para Proyecto del FNA, entre otros. Ha sido la Directora artística del proyecto Bienal Fundación Medifé Arte y Medioambiente 2016-2017. Sus trabajos han sido publicados en diversos medios especializados como TIME Magazine, Photoworld Magazine China, 2014, Arte al Día Internacional, 2016; fototazo Magazine, by Jessica Hubbard Marr, 2015; IMAGE- Francia. 2008; VISURA MAGAZINE New York 2009 y EXIT, España, 2007 entre otras. En 2012 se publicó su libro ANANKÉ ASSEFF: OBRAS 2001-2012. Se desempeña como docente en modalidad de Laboratorio de Artes Visuales, en Argentina y el exterior desde el año 2006. Ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas en la Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Bolivia, Perú, México, Colombia, Cuba, Alemania, Holanda, México, España, Estados Unidos, Francia, Suiza y China. Su obra integra colecciones nacionales e internacionales tanto públicas como privadas como el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires – MAMBA (Argentina), Museo Nacional de Bellas Artes (Buenos Aires, Argentina), Fondo Nacional de las Artes (Buenos Aires, Argentina), Palais de Glace (Buenos Aires, Argentina), Museo Castagnino + MACRO (Rosario, Argentina), el Museo E. Caraffa (Cordoba, Argentina), Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro (Brasil), Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam de La Habana (Cuba), Tate Modern (Londres, Inglaterra), J. Paul Getty Museum (Los Angeles, EEUU) y ARTER (Estambul, Turquía), entre otras.